
16-Marzo-2009
Número 14 - Año I - Noviembre-2006
Por Daniel Riera Meteórico
Los clusters tecnológicos se expanden y multiplican en Brasil. Porto Digital, en Recife es uno de los 35 parques tecnológicos del país. Meteórico, todo es meteórico. Y todo crece, se expande, se multiplica. Las personas. Los proyectos. Las empresas. El conglomerado de las empresas. Ésta es la historia de una bola de nieve. Una bola de nieve brasileña. Una bola de nieve que incluye y alberga pequeñas bolas de nieve. Una bola de nieve en una isla en el nordeste de Brasil. Ésta es la historia de Porto Digital. Cuando empezamos hace cuatro años, éramos 2: ahora somos 35. El primer proyecto lo exportamos a Alemania, ahora trabajamos con distribución mundial. Todo empezó con un crédito oficial de 15 millones de dólares. En el 2005 generamos 225 millones de dólares. Empecé con el software a los 14 años. A los 18 desarrollé mi primer proyecto. Ahora tengo 22 y me estoy dedicando a la Administración de Empresas. Orden y Progreso. O mejor dicho, Ordem e Progresso, y estrellas que brillan en todo el mundo, como en la bandera del Brasil. Jóvenes emprendedores que cumplen el Brazilian Dream. Pequeñas empresas que se hacen medianas que se hacen grandes a la velocidad de la luz, o a la velocidad del chip o a la velocidad del capitalismo. Las innovaciones de ayer (no de esa entelequia borrosa que denominamos “el pasado”: las de ayer al mediodía, las de anteayer), superadas por las de hoy, que a su vez serán superadas por las de mañana. Un parpadeo.
Un clic, a lo sumo un doble clic, y el mundo en el que vivíamos hasta hace un rato es distinto, menos distinto de lo que será dentro de un rato. Con prisa y sin pausa. Y todo este vertiginoso movimiento sucede en una pequeña isla donde la casa más reciente es del siglo XIX y la más antigua, del siglo XVII. Eso se llama contraste. O ironía. El trazado de los 26 kilómetros de fibra óptica indispensables para que todo funcione llevó al descubrimiento de una muralla construida durante la ocupación holandesa. El futuro trazado del futuro se topó con el pasado. La fibra óptica pasa por debajo de los adoquines. En cada una de las alcantarillas, el herrero se tomó el trabajo de labrar el nombre Porto Digital. Pero, ¿qué es exactamente Porto Digital? APL Porto Digital es lo que en otra época se llamaba “Polo Informático”, luego se llamó “Parque Tecnológico” y ahora tiende a llamarse “Cluster Tecnológico”: un sitio donde se concentran 106 empresas dedicadas al desarrollo de software. Está ubicado en una isla de 100 hectáreas, unida al continente por sólidos puentes: la isla de Recife, también llamada Barrio de Recife Antiguo, que forma parte del municipio de Recife, que a su vez forma parte del estado de Pernambuco.
La arquitectura de la isla es hija de las colonizaciones holandesa y portuguesa: quienes idearon Porto Digital tuvieron el buen tino de respetar y restaurar las casas coloniales e instalar allí las empresas informáticas, evitando la tentación idiota de afear un patrimonio histórico con feos rascacielos, tentación idiota a la que sí cedieron los bancos de la isla, que por suerte son pocos. Como su nombre lo indica, Porto Digital está ubicado en una zona portuaria. Por lo menos cuatro de los entrevistados de esta nota repetirán como un mantra posmoderno y entusiasta la misma frase: Porto Digital es, también, un Arranjo Produtivo Local. Un APL. Buena parte de la producción brasileña, en todas las áreas, se desarrolla y se exporta a través de los APLs: organismos con participación estatal y privada que procuran resolver las necesidades de un sector productivo determinado. Marcos Suassuna, consultor de Porto Digital, me cuenta que sólo en el estado de Pernambuco existen sendos APLs dedicados a la producción frutihortícola, la producción de yeso, la producción textil, la producción de ganado caprino y ovino, la de leche y sus derivados, la producción cultural y hasta la atención médica. Una empresa pequeña puede ser parte de un gran APL: participa así de una marca que la excede, obtiene subsidios estatales, facilidades para exportar sus productos y visibilidad ante clientes extranjeros que, tal vez, de otro modo no repararían en ella.
Eso sucede en Porto Digital. Todos los días a la hora del almuerzo, las calles, los bares, el shopping de la isla, se pueblan de gente joven, muy joven y jovencísima que trabaja en empresas que facturan millones. Y en las mismas mesas se sienta gente joven, muy joven y jovencísima de diferentes empresas que facturan millones. Y entonces uno le comenta al otro que anda necesitando tal o cual solución tecnológica, o que apareció tal o cual cliente, y en ese clima razonablemente amable se hacen buenos negocios. GAMES Cada dos minutos alguien me comenta que el 30 por ciento de los games que se producen en el Brasil salen de Porto Digital. Pre Loud exporta juegos infantiles de equitación al mercado alemán; Jynx empezó con un simulador de fútbol online y ahora diseña juegos para todas las edades, Advergames (juegos publicitarios) y Game Based Learning (juegos de entrenamiento para empresas); Meantime, por último, diseña juegos para celulares: ahora trabaja sobre juegos multiplayer, que se pueden jugar a un costo de transmisión muy inferior al de los mensajes de texto.
La historia de cualquiera de las tres empresas, número más, número menos, es exactamente la misma: cuando las cosas se hacen bien, los encargos se multiplican; cuando los encargos se multiplican, la facturación crece; el aumento de las demandas obliga a aumentar el personal, y todos contentos. Cabe agregar que la Universidad Federal de Pernambuco tomó nota del éxito de sus hijos emprendedores e incluyó la materia Games en su carrera de Tecnología de la Información, lo que dará lugar, tarde o temprano, a la aparición de nuevos Pre Loud, nuevos Jynx o nuevos Meantime, según se prefiera. La relación entre el mercado y la universidad, se verá, es sumamente estrecha. GENIOS Los chicos maravilla son estrellas requeridas por los diarios, las radios y la TV. A través de los medios, les han mostrado sus inventos a millones de brasileños. Estuvieron, incluso, en “Fantástico TV”, el programa más visto del Brasil. Son un nuevo orgullo nacional en un país habitualmente orgulloso de sí mismo. Madson Menezes y Renato Viana son dos jóvenes pernambucanos de 21 años que integran los equipos que ocuparon el primer y segundo puestos en la edición brasileña de la Imagine Cup 2006, una competición organizada por Microsoft para desarrollar invenciones.
Renato Viana forma parte del equipo Fast, que diseñó el Mosquito.Net, un sistema digital de información para combatir la plaga del dengue. “A partir de cada llamado de alerta, el sistema crea una señal y mapea los focos de dolencia, de manera tal que los agentes del Ministerio de Salud puedan actuar en forma inmediata e inmunizar el área. Un canal Pay Per View que transmita las 24 horas puede estar mostrando el mapa en todo el país en todo momento, y las variaciones que va experimentando”, explica con absoluta naturalidad. El concepto se repetirá una y otra vez: se trata de crear sistemas integradores para que todo el mundo sepa lo que está sucediendo, con los mosquitos, con las personas, con lo que fuere. Allá vamos. Con su segundo puesto, Renato Viana y sus compañeros no clasificaron para la Imagine Cup mundial, que se realiza al cierre de esta edición en la India, pero ganaron de todos modos, porque el gobierno brasileño estudia seriamente su proyecto, y en poco tiempo los temibles mosquitos anopheles ya no podrán pasearse por territorio brasileño tan impunemente como lo hacían hasta ahora.
El campeón de la Imagine Cup, el que al cierre de esta edición sí iba a la India, es el Trivial Team, cuyo portavoz oficial es Madson Menezes. Madson y sus amigos inventaron el sistema V Eye. ¿Para qué sirve el V Eye? Veamos: es un software para ciegos, unas muñequeras mágicas que Madson exhibe con cara de feliz cumpleaños. Otro “sistema integrador” como el de Renato, pero con otra finalidad. Supongamos que un ciego quiere ir a un lugar determinado: se conecta al sistema con su celular, el sistema determina dónde está y le indica la ruta de acceso más breve a través de pulsiones vibratorias en cada una de sus muñequeras (si vibra la izquierda, debe girar a la izquierda; si es la derecha, debe girar a la derecha; si vibran las dos a la vez, debe avanzar), que a la vez lo previenen acerca de los obstáculos con los cuales podría toparse. Madson dispuso de ocho minutos para explicarle en persona al propio Bill Gates las bondades de su proyecto. Y así fue como ese día Bill Gates se sacó con Madson una foto que recorrió el mundo, donde se lo ve exhibiendo la camiseta que poco después Ronaldinho no lució como se esperaba en Alemania 2006. Y así fue como Madson y el resto de sus compañeros del Trivial Team están, en estos días, negociando su incorporación a la plantilla de Microsoft, que representa, para los nerds talentosos, lo mismo que jugar en el Barcelona para los futbolistas talentosos.
Los integrantes de los dos equipos que ocuparon los primeros puestos en la Imagine Cup brasileña son estudiantes formados en la Universidad Federal de Pernambuco. No es casual. El entusiasmado Madson publicita así a su casa de estudios: “El trabajo de la universidad es excelente: se forman muchas personas calificadas y hay muchas oportunidades de mostrar nuestros proyectos en congresos científicos, y de crear cosas diferentes. Tenemos amigos y profesores muy entrenados con la tecnología, siempre en la vanguardia, siempre dispuestos para ayudar”. Y agrega: “El plus que tiene la universidad con respecto a otras que también son de muy buen nivel, es que en la nuestra, además de aprender, procuramos buscar innovaciones. El criterio de la carrera de Informática es, siempre, aprender innovando”. La Universidad Federal de Pernambuco es pública y gratuita: basta una simple recorrida por sus pasillos y sus aulas para deprimir por comparación al autor de esta nota, en su carácter de estudiante de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Todo reluce en la UFPE, todo se ve confortable, flamante, cuidado. Sin embargo, no todo lo que reluce es oro: en una de las superaulas pródigas en computadoras de última generación, un equipo de estudiantes desarrolla una investigación encargada por Samsung.
La interacción entre la universidad pública y el capital privado garantiza, por un lado, la salida laboral de los estudiantes y su muy probable permanencia en el país que los formó. Cabe preguntarse, sin embargo, cuánto se gana y cuánto se pierde con este intercambio: preguntarse si la universidad (no sólo la UFPE, sino la universidad pública de América Latina en general) no debería preservar, acaso, cierta independencia a la hora de la investigación científico-tecnológica, si no debería ser la propia universidad la que fije las pautas, y no las empresas asociadas a ésta. Preguntarse si la universidad que se dedica a insertar profesionales en el mercado no está renunciando a la posibilidad de entender el mundo en que éstos se insertan y, quizá, de cuestionar sus reglas de juego. La UFPE queda a cincuenta minutos de viaje de la Isla de Recife. Sin ella, la sola existencia de Porto Digital es impensable. Por muchas razones. Nadie mejor que Sílvio Meira para explicarlas. SILVIO MEIRA La primera imagen que tengo de Silvio Meira es la de un hombre que lucha en vano con un díscolo reproductor de MP3 que se resiste a funcionar. Los aparatos pueden rebelarse contra cualquiera, incluso contra uno de los científicos más prestigiosos de América Latina, el fundador del Centro de Estudios y Sistemas Avanzados de Recife (C.E.S.A.R), embrión y a la vez parte esencial del proyecto Porto Digital. Meira es profesor titular del Centro de Ingeniería e Informática de la UFPE, y es francamente venerado dentro de Porto Digital: -Silvio Meira no conoce la palabra “presente”. Él piensa en el futuro. Directamente -me informa una persona. -Es uno de los 100 brasileños geniales. Ge-nia-les -silabea otra persona. Un muchacho de C.E.S.A.R. me pide permiso para estar presente durante la entrevista: mientras Silvio Meira habla, lo contempla con el embeleso del alumno que escucha la clase teórica de su profesor favorito. En 1993, Meira se cuestionó para qué hacía lo que hacía e invitó al resto de la universidad a acompañarlo en sus interrogantes. qué podíamos hacer para que se quedaran: pensamos que teníamos que intervenir en la economía y crear una opción para atraer a ese capital humano que se estaba yendo.
Las universidades tienen que integrarse en todos los campos con el mercado: así, en 1996 surgió C.E.S.A.R., que no es una empresa, y supongo que usted se preguntará qué es, entonces. La respuesta es sencilla, porque la tengo escrita en ese cartel -dice, y señala una cartulina blanca escrita con fibrones de colores: “C.E.S.A.R. es un movimiento, una escuela de creación de oportunidades para el desarrollo humano y social”. -La nuestra -sigue- es una ONG que funciona como un ecosistema que favorece la inseminación de negocios, que crea empresas a partir de la búsqueda de soluciones a problemas de la tecnología de la información. ¿Existe en el mercado una demanda? Nosotros le generamos una oferta. Al mismo tiempo, esa solución luego se puede generalizar y vender a otras empresas. En los Estados Unidos cualquier inversor es capaz de gastarse 40 millones en alguna estupidez; en los países en desarrollo, en cambio, no hay inversionistas que se animen a poner dinero para trabajar en ideas sin mercado, no hay capital de riesgo. Entonces trabajamos al revés: resolvemos problemas que tienen un cliente específico, y la gente que los resuelve forma empresas que son “incubadas” dentro de C.E.S.A.R y que, en algún momento, se abren camino solas. Se trata de crear, todo el tiempo, nuevas empresas.
¿Para qué? Para aumentar la diversidad. ¿Para qué? Para ofrecer a las personas que se formaron aquí un conjunto cada vez mayor, más sofisticado, de oportunidades. ¿Para qué? Para ayudar a recrear una clase media culta, sofisticada, con intereses locales. ¿Para qué? La historia demuestra que es muy difícil que prospere un lugar que no tenga una clase media estructurada en lo económico, lo social, lo cultural, lo político, etcétera. Y la historia demuestra que quien crea empleo en todas las áreas de la economía del país, es la clase media. No las personas que tienen dinero, sino la clase media. PORTO DIGITAL En 1999, Claudio Marinho y Silvio Meira le plantearon al gobernador de Pernambuco, Jarbas Vasconcelos, la creación de un parque tecnológico en el barrio de Recife antiguo, un proyecto de promoción de la Tecnología de Información y Comunicaciones, a partir de la articulación del estado, la universidad y las empresas de informática. A mediados del 2000, con un crédito estadual de R$33 millones (U$S 16,5 millones), se inauguró Porto Digital. “Sabíamos que las empresas, solas, no iban a ser competitivas, que la economía del nordeste del Brasil es una economía periférica dentro de un país periférico como el Brasil, y que no podíamos insertarnos en el mundo si no juntábamos todos los esfuerzos. La industria de la Tecnología de la Información está asociada a parques con mucha historia, como los de Silicon Valley, Boston, Singapur. Al cabo de seis años, todo indica que salió bien.
Primero se fueron sumando las pymes, y luego las grandes compañías multinacionales vieron que algo estaba ocurriendo aquí y no quisieron quedarse fuera”, dice Marinho, que entonces era secretario de Ciencia y Tecnología de Pernambuco y ahora ocupa el cargo de secretario de Planificación Estratégica. Para coordinar los esfuerzos, crearon un Núcleo de Gestión donde participan sectores del gobierno, de la UFPE, arquitectos, urbanistas, intelectuales y hasta un representante de los bares de la zona. El proyecto contó desde sus inicios con la adhesión casi unánime de los sectores políticos, por lo cual no sufrirá grandes modificaciones si otro partido que no sea el gobernante PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasileño) gana las elecciones estaduales.
Mil de los tres mil empleados de Porto Digital trabajan en las empresas que componen C.E.S.A.R. Algunas de estas empresas son “preincubadas” en el ámbito de UFPE e “incubadas” en C.E.S.A.R., donde se evalúa una serie de rubros que incluyen el potencial de la idea presentada y sus posibilidades de ser sustentable. “Si el directorio concluye que la idea tiene méritos para ser incubada, hacemos un estudio más profundo, de mercado, de viabilidad técnica, económica. Luego se analiza el perfil del emprendedor.
Muchas veces la persona idealiza la idea que tiene, pero uno ve que el proyecto no tiene perfil para hacer un buen emprendimiento. El tercer análisis que hacemos es técnico. Ya existe un producto desarrollado, una idea, y por último se hace un análisis financiero. Una vez que queda claro que la idea puede funcionar, la empresa está aprobada para incubación. Este proceso lleva entre tres y cuatro meses. Ése es nuestro filtro inicial. C.E.S.A.R. se asocia al negocio: provee su infraestructura física, sus contactos, su experiencia, su área de marketing, su área contable, su área jurídica, etcétera. Es el socio mayoritario del proyecto, y a medida que se van cumpliendo ciertas metas, la participación del emprendedor en el proyecto va aumentando, hasta que abandona C.E.S.A.R.”, explica Mauricio Schneck, gerente de Planificación de la exitosa incubadora. En todos los lugares donde hay un Parque Tecnológico existen las incubadoras de empresas, un sano “paraguas” que ayuda a crecer a las pymes. Sílvio Meira asegura que el 99 por ciento de las incubadoras de empresas del Brasil son “un fracaso absoluto, porque suponen la existencia de un capital de riesgo que no existe, en lugar de ir a buscar directamente qué necesita el mercado, que es lo que hacemos nosotros”. Así y todo, Brasil es el país con mayor cantidad de Parques Tecnológicos (35) de América Latina, y cuenta además con 207 incubadoras de empresas.
MEIRA II Una visita a Porto Digital puede ser una experiencia ominosa para quienes se angustian ante las mutaciones constantes de la tecnología. Aquí se “cocinan” ideas que modificarán nuestra vida futura, objetos y dispositivos que en poco tiempo formarán parte de nuestra cotidianidad, innovaciones que saludaremos con beneplácito o aceptaremos a regañadientes porque no queda más remedio. Preguntarle a Sílvio Meira cuáles son las áreas de acción futura de C.E.S.A.R. es, en cierto modo, preguntarle qué planea ese grupo de jóvenes, muy jóvenes y jovencísimos emprendedores que lo rodea para diseñar un mundo cada vez más digital y menos analógico. Meira asegura que su movimiento trabaja sobre cinco líneas de acción diferentes. Acto seguido, enumera: 1) Software asociado a las industrias de comunicación y medios. Ya está clarísimo que nos dirigimos hacia lo que la gente llama “convergencia digital”. TV, telefonía fija, celular, computador, todas esas cosas tienden a converger en un mismo espacio. Este proceso se va a profundizar y estamos haciendo lo posible para que así sea.
2) Software para la producción rural, que permita agregarle valor a la producción de frutas, carne, alimentos en general, que ayude a aprovechar las posibilidades territoriales del clima. Brasil será en el futuro el mayor productor de alimentos del mundo, no hay cómo escapar de eso. Entonces se hace necesario trabajar en insumos y tecnología: crear softwares para logística, para la administración del campo, del agua, para administrar la producción de carne... 3) Ingeniería de software propiamente dicho. Todo lo que usted ve aquí puede ser un software. El mundo es cada día más software. Cada día que pasa usted tiene más cosas mecánicas o hechas por la mano humana que pueden ser hechas por un software. La TIC (Tecnología de Información y Comunicación) puede usar la robótica para reemplazar las tareas repetitivas de los seres humanos y liberarlos para que así hagan todo eso que sólo ellos saben hacer mejor que cualquier máquina, que es pensar. Anotar con una lapicera la hora de entrada y la hora de salida de un automóvil en una playa de estacionamiento no es un trabajo digno para un ser humano: lo puede hacer una máquina, y ese hombre puede utilizar su capacidad en otra cosa.
-¿Y usted está seguro de que ese hombre va a conseguir otro trabajo? En otras palabras, ¿usted está seguro de que las innovaciones tecnológicas no crean desocupación? 4) Sistemas embarcados. Sistemas de radio y software en conjunto, que están inmersos dentro de cosas que usted use físicamente: aviones, casas, barcos... 5) Software adaptado a la biología, la medicina, etcétera, porque esa área de la intervención humana va a ser cada vez más rica en posibilidades para el futuro. La mano humana es imperfecta: el pulso puede fallar y, de hecho, falla. Dentro de un tiempo, hacer una cirugía con las manos será considerado una falta grave a la ética médica: los profesionales conscientes deberán familiarizarse con el uso de robots. En menos de 25 años, la ética médica les prohibirá a los cirujanos que trabajen con las manos en operaciones neurológicas, por ejemplo.
Y los marcapasos del futuro enviarán información al hospital de manera automática, se conectarán con un sistema central donde estarán registrados los marcapasos de todos los pacientes, un sistema que los observará a todos a la vez y que será capaz de verificar cuál está fuera de ritmo. De esta manera, cuando usted esté en peligro, en el hospital se enterarán antes, y recibirá un llamado inmediato de su médico indicándole que acuda con urgencia al hospital. (Otro sistema integrador, como el de los mosquitos, como el de los ciegos: marchamos hacia el mundo de la información absoluta.) La expectativa de vida de la gente es cada vez mayor, y el software permitirá aumentarla. Y a medida que las personas vivan más, aparecerán problemas nuevos, significativos, que ahora desconocemos, y entonces habrá que diseñar nuevos softwares que mejoren la calidad de vida, y la cadena no se detendrá nunca. 18
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